A lo largo y ancho de la vasta Unión Soviética, sus mandatarios ordenaron la construcción de campos de adiestramiento paramilitar con singulares y extravagantes instalaciones "deportivas" erigidas a partir de despojos bélicos y sobrantes piezas de material armamentístico.
Este peculiar (y, a nuestro parecer, increíblemente efectivo) sistema de "auto-instrucción" física se fundamentaba en la antigua creencia popular, de los pueblos europeos, de que una población fuerte y tenaz sería imposible de someter ante cualquier previsible invasión extranjera.
A continuación, os mostramos uno de estos impresionantes "campos" situado en la actual Kiev (Ucrania):
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